Los deportistas perfeccionistas tienden a estar muy motivados y entregados. Se niegan a aceptar limitaciones. Pero, ¿Qué hay de imperfecto en eso?
El problema es que su nivel a corto plazo puede ser demasiado alto, y no es un problema tener grandes sueños, se convierte en uno cuando un jugador no mejora tan rápido o todo lo que debería, y se niega a aceptar la imperfección. Las metas y los niveles de perfeccionismo causan frustraciones constantes y desánimos, con lo que resulta difícil dar buenos golpes.
Los perfeccionistas se pueden volver obsesivos con su intento de eliminar el error. Esto ocurre con mucha frecuencia con uno de los palos más críticos de la bolsa, el driver o el putter. Pero están obsesionados con dar drivers perfectos, e intentar hacer eso más importante para ellos que ganar.
El síndrome se vuelve peor desde ese momento. El perfeccionista puede llegar a creer que el mundo del deporte es injusto. El jugador sacrifica sus relaciones. No tiene otros entretenimientos. Sacrifica todo por el juego, y el juego no lo premia. Es como una persona clavada en un agujero hecho por ella misma, que piensa que la solución es seguir excavando.
El perfeccionista no presta atención a las lecciones de su experiencia. Ignora el consejo que dice que aceptar imperfecciones puede llevarle a lograr mejores resultados. Por el contrario, el perfeccionista piensa que el dolor y el fracaso que soporta son el precio del éxito. Y es comprensible que piense de esa forma, pues el golf exige un poco de perfeccionismo si uno quiere llegar a ser bueno.
Si le preocupa su propia tendencia hacia el perfeccionismo, tiene que vigilar su forma de pensar. Las ideas excesivamente perfeccionistas llevan a juicios absolutos, de todo o nada sobre uno mismo y sobre cómo están yendo las cosas. O está jugando maravillosamente o está jugando muy mal.
Si está sufriendo un perfeccionismo excesivo, su primera labor es aprender a gustarse a sí mismo. Debe separar su valía personal y los sentimientos sobre sí mismo de su actuación en el campo de golf. Debe ser capaz de salir del campo y disfrutar independientemente de cómo haya jugado ese día. En vez de querer conquistar el golf, intente conquistarse a sí mismo, ser positivo y darse ánimos siempre. Recuerde la suerte que tiene de poder jugar al golf, con la posibilidad de practicar, tomar clases y ver lo bueno que puede llegar a ser, mucha gente de todo el mundo no tiene esa oportunidad.
Debe usted eliminar la palabra ‘‘falla’’ de su vocabulario. Hay obstáculos en todos los deportes. Son parte del juego. Tiene que tomarse los tropiezos como una oportunidad para crecer y mejorar. Aprenda a hacer las cosas lo mejor posible y no se sienta culpable cuando no llega a la perfección.
Debe aprender que uno de los secretos para ganar en golf es mejorar la calidad de sus fallos. No es eliminarlos. Tomarse un respiro puede refrescar la fuente del deseo y aflorar el entusiasmo. Aprenda a acostumbrarse a sus éxitos, aunque no sean abundantes. Esos pensamientos le ayudarán a conseguir más éxito.
Extraído del libro: La mente del Bob Rotella