Tres pasos para convertirlo en aliado en vez de enemigo.
Sentir un poco de miedo en determinados golpes o situaciones no tiene porqué ser negativo, incluso puede jugar a favor si se sabe cómo hacerlo. El miedo, como todas las emociones, sirve para algo, tiene su utilidad. Cuando aparece en pequeñas dosis, genera un estado de alerta general y de activación que facilita la concentración y que prepara el cuerpo para la acción. Estas dos cosas son justo las que necesita para pegar buenos golpes en los momentos de presión.
Según el doctor en Psicología Deportiva, Oscar del Río, lo importante para la gestión de estas situaciones es reconocer que la dosis de miedo que tiene en el cuerpo en un momento determinado va a depender de los pensamientos, de cómo se interpreta esa situación.
A continuación, Del Río explica en tres pasos cómo enfrentar al miedo para que sea un aliado en vez de enemigo.
- Acepte el miedo. No se deje intimidar.
Es el primer paso y el más importante. Acepte el sentimiento de miedo como algo normal e incluso positivo, es una reacción natural que ayuda a concentrarse y a mantener el cuerpo activo. Cuando acepta usted que se puede sentir miedo, tanto en el golf como en la vida, es mucho más fácil dejar de preocuparse por la situación, dejar de anticipar lo negativo y empezar a tener actitud resolutiva, empezar a buscar las mejores opciones para solventar esa situación. En el caso del golf, la mente además de ver la zona mala y las dificultades también va a tener la capacidad de analizar la situación y de generar una solución ante las dificultades.
- Decida dónde quiere enviar la bola.
Como en cualquier otro golpe, lo primero que debemos hacer es ver y analizar la situación general en la que se encuentra: cómo está colocada la bola, los obstáculos del hoyo, la posible influencia del viento y las distancias. Por tanto, será consciente de los peligros y de las dificultades del hoyo o del golpe, e incluso podrá hasta pensar dónde no quiere que termine la bola. Este pensamiento no es erróneo ni tiene ninguna consecuencia negativa siempre que no se quede clavado en él. Ya sabe dónde no quiere que termine la bola, pero ahora lo importante es decidir donde sí quiere que termine. Y en esta operación es en la que debe ocupar su mente: decidir el punto exacto por donde quiere que salga la bola, el tipo de golpe que crea mejor para solventar esa situación. Este proceso mental se puede ver favorecido por esa pequeña dosis de miedo que le hará estar atento a las circunstancias del golpe. ¿No le ha pasado alguna vez que ha fallado un golpe fácil por exceso de confianza, y no prestarle la atención necesaria? Esto con una pequeña dosis de miedo no le puede ocurrir.
- Determinación y confianza.
Una vez que ha encontrado la solución, y se ha comprometido con las decisiones que ha tomado, como el tipo de golpe, el palo o la estrategia, es el momento de ejecutar el golpe. Como siempre decimos los psicólogos, el contar con una buena rutina pregolpe es el arma fundamental. Recuerde que una rutina es algo que se hace siempre igual y de forma automática. No debe actuar diferente en los golpes fáciles o difíciles, en los primeros o últimos hoyos. Para esto nos sirve el entrenamiento de la rutina pregolpe. Se trata de hacer y seguir el mismo proceso mental a la hora de ejecutar el golpe del hoyo 1 al hoyo 18. Confíe en su rutina, confíe en su swing. Si su mente está llena del golpe que quiere jugar será que ha gestionado correctamente el miedo ante esa situación y le podrá pegar a la bola con determinación y compromiso.